DIEZ MANDAMIENTOS PARA LA FELICIDAD

Podrían ser 17, o 34, pero hoy voy a poner diez mandamientos para la felicidad. Sui generis, por cierto.
Se han de cumplir a rajatabla.

1-Mirarse al espejo y poner nuestra mejor cara, una cara dulce, enamorada, sin tensión, hay que verse con amor, con auto-enamoramiento: somos guapos, dulces, especiales, y nos queremos mucho. Tenemos un halo especial, y si sabemos ser dulces con los demás, increiblemente dulces y poner nuestra mejor sonrisa, si vamos con el convencimiento de que NOS GUSTAMOS MUCHISIMO, gustaremos muchísimo más. (Eso por supuesto aumentará nuestro ego y nos hará un poco más felices).

2-Todos los problemas tienen solución menos la muerte, y hasta la muerte encuentra en el tiempo su mejor solución. Nada es eterno, ni siquiera los problemas, de hecho, nosotros ocupamos más espacio en el tiempo que nuestros propios problemas. Cualquier problema pasado ya está solucionado, cualquier problema futuro no existe, los problemas presentes son solo soplos de viento, EN NUESTRAS VIDAS. LLegarán y pasarán.

3-Las personas son siempre MÁS IMPORTANTES QUE LAS COSAS O LAS CIRCUNSTANCIAS QUE LAS ENVUELVEN. Podríamos vivir felices con la gente que amamos en una isla desierta, e infelices en un castillo encantado, sin todas aquellas personas que amamos, por tanto no vivamos de "tiempos futuros", ciñamonos al presente, y disfrutemos de la gente, no de lo que seremos, anhelamos ser, o anhelamos poseer.

4- Todo lo podría romper un accidente inesperado. Los que hemos pasado por accidentes de cierta embergadura o enfermedades de cierta importancia, sabemos lo relativo que es eso de "estar" y "ser". De hecho acostarnos cada día con el amor de los nuestros debería ser nuestra máxima ambición. Porque todo lo demás son hogueras de vanidades.

5- El dinero es algo MUY MUY MUY IMPORTANTE, es un juego divertidísimo. Pero solo un juego. No vale la pena perder amistades, el amor de los seres que amamos, o el cariño de los que nos rodean, ni por un céntimo de un céntimo de un céntimo de euro. Hay que convencerse de ello, y antes que romper la armonía de una familia, pensar en el amor de los nuestros.

Os voy a poner un ejemplo:

(Cierto como la vida misma).

Mi padre quería dejar un piso de su propiedad a mi hija mayor, porque es su padrino de bautismo, y antes los padrinos dejaban parte de su herencia a los ahijados. Cuando yo me enteré, me enfadé muchísimo y le obligué a deshacer el testamento, porqué consideré que aquello era una injusticia para mis hermanos, y que podía ocasionar problemas familiares de alguna índole. En fin, para mi, la armonía familiar es lo primordial. Yo no cambiaría el amor de mis hermanos, por ejemplo, por todo el dinero del mundo.

(Continuaré con los otros cinco cuando haya dormido unas horas...ufff!!!qué cansado es ésto de dar lecciones).