La TENA se caracteriza por una serie de collets en catalán, laderas bajas en castellano, que son como pequeños promontorios ondulados, surcados por antiguas regateras de agua entre concavidades marcadas en las vetas de pizarra.
LA TENA es bella, es una finca atractiva, como esas señoras de edad incierta, que sin casi maquillas, con una naturalidad pasmosa, convencen desde un primer momento, fidelizan,
tiene forma de pirámide, lo que le da además un aire telúrico, mágico, misterioso.
LA TENA tiene forma de gran cueva, se curva sobre si misma, sus extremos se abrazan como protegiendo su concavidad, enorme concavidad interior, repleta de viñas y mágica naturaleza.
TODAS LAS CUEVAS tienen su bruja, o todas las brujas tienen su cueva, que no es lo mismo. Y a mi no me gustaron nunca las cosas evidentes, pequeñas, obsequiosas. Cuando vi por primera vez LA TENA, sabía que a partir de entonces sería el ideal para mi akelarres festivos, para mis penas y mis pequeñas glorias.
LOS COLLETS son elevaciones en la zona media, con ciertas micro orientacioes y rasgos, que configuran pequeños ecosistemas. Y como las cepas llevan ya tantos años, algunas + de 100, viviendo de las micro diferencias, encontramos que las cepas trabajan de una menra particular en cada collet.
LA TENA es un gran centro telúrico, donde poder llevar a cabo mis propias "sesiones de brujería", la uva es mi handicao, y el vino, aunque viene marcado por la anyada, esa pócima donde deposito todos mis deseos de bien, como bruja blanca que soy, por supuesto, guardadora de voluntades de los magos ancestrales que guardaron el mundo en otros tiempo...
ala, casi nada.
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