LA IMPORTANCIA DE LAS VENDIMIAS MANUALES Y FAMILIARES

LA IMPORTANCIA DE LAS VENDIMIAS

Una vendimia es un acto casi sagrado, al menos para mi.
Concibo la vendimia como el momento en que nace simbólicamente nuestro vino, nosotros hacemos de comadrona, de "llevadora", bonita palabra catalana, traemos algo de allá para acá, cruzamos la frontera entre lo sobre humano y los humano...es un acto "parto" místico y lleno de encanto, misterio casi, transmutación.

Por eso, a lo largo de los años, he llegado a mi propia concepción de la vendimia, como un acto mágico familiar, en el que el amor ha de presidir cada momento, a veces es un amor tierno, a veces es un amor triste, a veces es un amor nostálgico y a veces incluso es un amor tensional, depende del día, de las circunstancias personales.

Pero además, recoger la vendimia con placer, más allá del sufrimiento que acompaña cualquier trabajo que se hace pura y estrictamente por dinero, es garantizar con la fuerza espiritual del amor, de la alegría, del bienestar, se transmite a la uva.

Y además, el conocimiento y el cariño de quien recoge la uva con amor, no solo con avaricia, la uva para el amor y con el amor.

Mis vendimiadores, que suelen repetir año tras año, son gente de la familia, hermanos, amigos, todos llegan sin pretensión económica alguna, unos se llevan la amistad, otros unas botellitas de vino, los más se conforman con las costelladas,las calçotadas y las rovellonadas que solemos hacer cada año para nuestros amigos y familiares. Pero todos, ya, sin excepción, son unos expertos vendimiadores en La Tena. La mayoría saben distinguir un picapoll viejo, de una garnacha vieja o una carinyena vieja, la mayoría saben distinguir un gatoll maduro, un gatoll inmaduro, un racimo bueno, un racimo demasiado apiñado, un racimo verde, un racimo ácido, un grano de botrytis, un grano de ceniza u oido etc etc y la mayoría saben que tienen que hacer en cada caso, la mayoría saben colocar la uva en los capazos, saben hasta que medida tienen que llenar sus capazos o cubos, saben que no me gusta ésto, o que prefiero aquello otro...

Y ese conocimiento gratuito, lleno de amor y amistad, los convierte en depositarios de un conocimiento ancestral que no debería perderse, ni siquiera prohibirse, ni siquiera penarse.

Cuando convertimos el trabajo humano en un toma y daca, en un mero instrumento de cotización, le damos el carácter vulgar de lo prosaico, y le quitamos el carácter sagrado de unión, de creación, la ambientación de la vida recreada en cada uva y en cada vino que sale de esa uva.

No podemos hablar de biodinámica, de vinos artesanales, si luego metemos máquinas, cosechadores etc, el vino es hijo de la cosecha, de la recogida de uva, y ésta, como ya antes dije de la poda, es sagrada.

Ningún vino es fiel a sus orígenes si no se cultiva en la vid, y si no se recoge, fiel a sus orígenes, porque sino, ya estamos cambiando las variables más importantes que convergen en los matices y las calidades de la uva, y por tanto, apostando por unas nuevas dimensiones,unos nuevos trazados, más allá de la pureza artesanal entendida como un todo, desde enero, hasta diciembre.