VAMOS A HACER REIKI, POR PROBARLO QUE NO QUEDE

Siempre he dicho que cualquier situación en que somos capaces de implicar energías poderosas, para nuestro uso, implica una predisposición incial importante o preparación.
El Reiki, como cualquier situación de sortilegio, implica un estado de ánimo muy especial. Casi rayando la sensualidad. Diría que paz interior, y sobretodo una ausencia de angustia, o de energía desbordada hacia otras cuestiones.
Hoy en día, alcanzar esa situación interior de ausencia de angustia - no preocupación - en paz con el momento y la situación, es increiblemente compleja. Lo se. Me ocurre a mi, a medida que me hago mayor y las complicaciones se suman, más me cuesta, por eso creo que el Reiki es un lujo de unos afortunados, que tienen el don y la posibilidad y el entorno.

Pero os pediría ente todo, las ganas, en segundo lugar la fe. Cuando hay dudas, no hay reiki, no hay energía. La fe mueve montañas, y la energía se enfada con nuestras dudas.
Un buen paseo, limpieza en el hogar. Siempre digo que limpiar armarios, habitaciones con energía, fregar suelos, quitar polvo, pasear a paso rápido,bicicleta suave, es decir, ejercicios dinámicos pero no de riesgo ni de alto rendimiento. LA LIMPIEZA es importante. Y cuando hablamos de limpieza, queremos decir "cajones exteriores" y "cajones interiores", me refiero al alma.
Una purga de nuestros miedos y nuestros remordimientos. LLorar, pedir disculpas pero alegrarnos de estar acá y dar gracias, gracias hasta llorar.

El REIKI requiere concentración, un lugar tranquilo, amor, mucho amor hacia lo que vamos a hacer, y una perfecta sincronización con nuestro cuerpo, y nuestra mente.

Empezaría en una postura cómoda, estirados en una cama o simplemente explorando a otra persona. Hay que vaciar la mente de problemas, de angustias, de preocupaciones, de distracciones - un paseo enérgico antes.- hay que concentrarse en la energía que emana desde nuestra mente a la mano, de todo nuestro cuerpo a nuestra mano. Nuestra mano recorrerá muy ligeramente por encima de otra parte de nuestro cuerpo, o bien sobre otro cuerpo, situándose a escasos milímetros, un centímetro como mucho, del otro cuerpo. Hay que intentar notar el calor que emana del cuerpo en la mano, y vamos a intentar concentrar nuestra energía. Si hacemos un gran esfuerzo mental, veremos que la mano se enfría, y nuestra cabeza empieza a dolernos...no vamos por buen camino. El esfuerzo no ha de ser mental, no es como si empolláramos una lección, es otra cosa. La energía no debe ir de la mano a la mente, si no de la mente y el cuerpo hacia la mano.
Volvamos a probarlo. No hay que torturar la mente. Al revés, hay que hacer un vacio mental, una especie de stop. Traslademos la mente a la mano. Pensemos con la mano, venga probemos de nuevo.

Poco a poco vamos a notar que la mano se calienta, o que es un ente independiente, ajeno a nosotros y a nuestro cuerpo, Parte de nuestra mente está en la mano, parte de nuestra energía está en la mano. Esa mano está caliente y tiene una poderososa energía casi parecida a un imán, un imán caliente y bondadoso.(Continuará)