AMANTE DE LA BELLEZA

Como amante de la belleza, a menudo me he preguntado si ésta nace del orden-armonía o del desorden-contraste. Cosa difícil de decidir, puesto que ahondando en el aspecto filosófico, el desorden contraste cuando es perfecto, cuando es hermoso, es armónico...
por tanto hablaríamos de la belleza como de la armonía de los contrastes y el desorden ordenado.

En el vino pasa lo mismo, en la vida, la personalidad también es hermosa cuando el desorden o los contrastes son armónicos.

Pero, y la brusquedad, y el CAMBIO...¿Son bellos?

El CAMBIO en mayúsculas stressa al hombre, eso es conocido, a nivel psicológico. El hombre pasó de nómada a sedentario y se acostumbró a su propio paisaje, a la seguridad. Cambió la belleza de los contrastes por la belleza del orden, aun así, continuan existiendo y coexistiendo dos tipos de personas: el que es básicamente sedentario, y el que tiene reminiscencias nómadas.

La belleza pues es algo difícil de calificar, porque nuestro subconsciente, nuestro nivel de aventura, nuestra propia concepción del mundo, nos hablaran de una cosa u otra.

Para unos la belleza es lo conocido, para otros lo sorprendente.

Por eso, cuando hablamos de vino, también hemos de tener en cuenta que los catadores, los bebedores, pueden pertener a estos dos estilos, y según sean A O B (Nadie es A o B puros), así preferiran unos estilos u otros, serán más alegres a la hora de aceptar diferencias, contrastes, desórdenes o no.