LA MISERICORDIA, LA COMPASION MAL ENTENDIDA Y LA SANGRE FRIA

Me considero una persona misericordiosa, con una buena paciencia, un envidiable aguante y una sangre fría a prueba de bombas. Aunque también puedo se condenadamente inmisericorde si las circunstancias así lo piden.
Voy a pone un ejemplo, me encantan los animales, ya os hemos explicado que en esta familia adoramos los bichos, además la crueldad no nos atrae, pero sin embargo, os pongo una anécdota:

Cuando tenía unos doce años, adoptamos unos gatitos , media docena, que encontramos semi-ahogados en el rio, entonces era costumbre que las camadas indeseadas se metieran dentro de bolsas y se arrojaran al rio. Aquellos gatitos sin dueño, no eran demasiado pequeños, tenían los ojos abiertos, por tanto más de ocho días de vida. Sin embargo, estaban enfermos. Tenían unas condenadas diarreas, y todo lo que comían les sentaba mal. Se notaba que estaban sufriendo. Mis amigos propusieron que los volviéramos a abandonar en el rio a su suerte: es decir, que murieran tristes , solos, mojados y enfermos, lentamente. Yo me negué en redondo, le pedí a mi mejor amigo que trajera la escopeta de balines de su padre (Aquello era un pueblo, hace ya unas docenitas de años), y con aquella escopeta yo misma maté sin pestañear cada uno de los gatos. No me tembló el pulso, ni siquiera me sentí culpable.
En la vida, hay que tomar decisiones valientes y arriesgadas sin temblar, cuando la ocasión lo requiere. Por absolutas que sean. Recuerdo que para salvar un pero de parvovirus me pasé seis horas paseando calle abajo, calle arriba, obligándole a caminar, a pesar de que el perro se dejaba morir. (Y lo salvé). Si hubiera tenido la duda certa de su muerte, no hubiera tenido ninguna duda en darle algo para que muriese.
De la misma manera, que una vez conseguí que toda mi familia se asustara, cuando les dije y les advertí, que ante una enfermedad terminal, de llegar el caso, que me afectara a mi, y cuando los doctores ya no me dieran esperanza alguna, yo misma cogería el coche y me lanzaría por un precipicio sin dudarlo. Soy incapaz de hacer sufrir a la gente que quiero, y se que un moribundo largo, da mucho sufrimiento. Una muerte rápida es siempre mejor.Para todos. Nada me da miedo, lo siento, solo el dolor de los demás. De la gente que amo.