VUELVO A SER FELIZ

No se si es la primavera, la edad, o que he conseguido esa paz interior a base de educar mi alma, que antes perseguía. Vuelvo a ser feliz. Aunque las cosas a veces se giran de medio lado, a pesar de tantos entierros, adioses y enfermedades, soy MUY MUY MUY FELIZ.
Salgo a la calle, paseo rio arriba agarrada al brazo de mi amado, dejo que el sol me bañe la cara, y soy feliz, absolutamente feliz. No dejo que en esos momentos, ningún pensamiento me enturbie el alma. Incluso en los cementerios, con la lágrima fácil - siempre mi lágrima fácil - sonrio y soy feliz. He llegado a la conclusión, de que no hay motivos para ser o NO SER feliz. Hay o no hay felicidad. La felicidad nace del alma, forma parte de ti mismo, y no se crea ni destruye, solo se esconde tras cortinas de humo.
Señores, soy feliz, lo chillo a los cuatro vientos.
Me dan mucha pena los que son incapaces de ver lo bueno que les envuelve, por favor, abrazad vuestros niños, amad vuestras parejas, con todos sus francos defectos y buenas cualidades, perdonad al vecino, entended a la abuela quejica del piso de al lado, poneros en el pellejo del transeuente, o del que va tras vosotros en un coche con prisas tocando el claxon...inundaos de la humanidad que nos rodea, sed felices, y aprended que amar es la clave, pero amar de verdad, nada de purgas y poses. Y sereis felices. De otra manera solo sereis unos pobres currantes, privados de la felicidad, quizás llevareis un mercedes, quizás tendreis cien baños en vuestro chalet...y quizás las muerte os sorprenderá como al más pobre de vuestros vecinos, con un infarto repentino, una isquemia, un cancer súbito e incurable...
para ser felices, el poder no basta. Es más poderosos el mortal feliz, millones de veces más poderoso. Cuando el sol baña mi cara, y mi marido me aprieta el brazo, y la belleza del agua del rio me inunda, los viñedos brillan ante los ojos, me siento tan poderosa, que nada me asusta. ¿Y a vosotros, os ocurre lo mismo?.
El miedo es el enemigo número uno de la felicidad. Tumbad el miedo, derrotadlo, y sereis felices.