SORPRESAS TE DA LA VIDA, LA VIDA TE DA SORPRESAS

¿o no?
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Se que a veces puedo parecer extraña. Sobretodo cuando alguien me pregunta si enseñamos la bodega o las fincas, etc.
No me gusta enseñar la bodega. A veces me envían emails, y cuando veo que el tema es muy comercial, me pongo en plan comercial, todo y que sabiendo, que luego no vendrán, pq esas cosas yo ya las se de antemano.
Luego a muchos les contesto que no, que no enseñamos, o simplemente, a veces sin mala intención, solo por despiste, no contesto.

A algunos - por aquello de mi séptimo sentido - les pido un teléfono. Me gusta llamar a la gente y conversar con ellos siquiera dos minutos antes de decidir si los voy a dejar entrar en mi mundo privado, es decir, mi bodega y mi viñedo, o no.

Así sucedió hace unas semanas, con David Edo, propietario de los comercios EDO, S en Castellón de confección de ropa. La cuestión es que esta pareja jovencísima que dijo seguir mi blog, y venir tb de familia bodeguera, me gustó y les dije venid. Por supuesto venid.
Hicimos las visitas de rigor a la finca y a la bodega, y nos quedamos hablando un par de horas en la bodega casi. Gente sencilla, muy humana, como me gusta a mi. Gente dulce, no soporto mucho rato la gente altiva, aunque vaya con el sello "de qué modesta que soy!!!", hay gente que va de modesta y es altiva como una estatua, y gente que es altiva y luego es dulce como un bombón de licor. Pero eso, a simple vista, solo lo apreciamos las brujas.
Me cayeron tan bien, que ni vino les quise vender, me pareció deshonesto no regalarles las botellas, así que los envié a la tienda de Porrera - si quereis, por supuesto-. Luego me enteré que si que habían ido. En este pueblo hablamos todos a diario con todo el mundo.

Hoy recibo una carta a mano, de agradecimiento de esta joven pareja y nada más y nada menos que dos participaciones de lotería de sus establecimientos, con el deseo de que nos toque.

Bien chicos, no puedo hacer que nos toque o no la lotería, no está en mi mano jugar con los dados, la fortuna o la ruleta. Pero rezaré mucho por vosotros y os incluyo entre mis cientos de referencias cuando pido a Dios por todos mis conocidos, allegados y seres que aprecio.

En fin, cuando ser bodeguera no es ser una empresaria, si no una mujer dispuesta a charlar un rato con alguien que aprecia tu trabajo, y dispuesta a su vez a escuchar un rato, a ese desconocido que llama a tu puerta. Empatía y simpatía, la base de una buena relación humana, y por qué no?, también comercial.