EL COLOR DEL VINO

Ando yo MACHACANDO la cabeza,
ACHUCHADA por unos vértigos cervicales, hijos ingratos de ese accidente que tuvimos hace un par de meses. Pero no solo eso, si no que estoy en periódo reflexivo, por unos cuantos hechos que me acucian, me preocupan, o me distraen. Y es que como no me dejan mover demasiado el cuerpo, la mente se muestra más alerta que nunca, observa, mide, apalma, digiere y tropieza, sobretodo tropieza, acá, allá, por todas partes...
En fin, no haré como los políticos que todo lo reiteran, en fin, en fin, en fin, leches...lo que pasa es que pienso demasiado, y cuando uno piensa demasiado y mueve el "culo"un poco menos, empieza a darse tortazos con las sillas.

También ocurre que hay un fantasma en mi vida, no es el primero, el fantasma de la "tos", que me distrae, ya van cinco veces, antes, a lo largo de estos años, han habido otros fantasmas:el que me destapaba, el que susurraba, el que llamaba, el que movía muebles de sitio. He visto moverse vasos, sillas y tenedores, algunos de mis amigos me tienen pánico. Mi hija mayor dice que mi despacho y mi dormitorio son puntos enormes de energía. Cada fantasma me alerta o busca algo, a ver qué querrá éste, me tiene ya mosca, con sus tosecitas tras las orejas, cuando me tose, me giro, y me planto, alargo las manos y envio besos al aire, se que es un fantasma amigo, le digo:
-Venga, explícate, ¿Qué pasa?, no tengo miedo, muéstrate...

Pero debe ser difícil esto de aparecerse a los vivos, porque mira que incluso me he sentado en el suelo, intentando confluir mis energías con las suyas, a ver si al menos, le podía oir algo más que la tos...pero nananananaiiiii, este fantasma, a parte de resfriado, no parece poder hacernos llegar de él mucho más.
También hablo mucho con Dios, por las noches, hacía años que no rezaba tantos rosarios, yo soy mujer de rosarios, a la Virgen María le pido mucho, no se muy bien qué es o qué representa en ésto de la eternidad, pero sea lo que sea, a mi me cae bien, y me ha ayudado bastante.

Bueno, el color del vino es un color muy bonito, es el color de la compañía y de la amistad.
Aquí en el despacho tengo algunas botellas vacías.Siempre recordaré con cariño el color del terciopelo rojo gastado, ese color de los viejos cortinajes en los palacios, de las viejas botellas de tondonías y Pomales que algún amigo sacrificó en sus comidas. Tengo una botella de Pomal 1969, que me bebí con unas ancas de rana, y recuerdo ese vino del 1954, que mi amigo Bosco entregó a mi amiga María Jesús, para que nos bebiéramos juntas en un encuentro de veremeros, y que tenía color a cebolla estropeada, pero olía a sacramento bendito, de iglesia, entre cenizas y tomates, olía a sacrosanto, y nos lo bebimos en un Santiamén.

Algunos colores de vinos viejos son como los terciopelos de los cortinajes que la chica guapa de "lo que el viento se llevó", aprovecha para hacerse unos trapitos. Inmensos.

Y recuerdo otros Tondonias, otros Mogadores negros, otros Cims de Porrera Rojos, Rodas bajo el cerezo, y Barones, algún Barón con chorizo y panceta, recuerdo miles de vinos, muchos miles de vinos bebidos a o largo de estos seis, o siete años, que no he parado.

Ahora a mi izquierda tengo la botella de Chateau L´ EVANGILE 1999, Pomerol, 13% escasos, un color de sangre vieja, esa sangre en el suelo, descompensada.