SINIESTRO TOTAL, O CUANDO EL TRABAJO DE BRUJA ES MÁS AMARGO.

HAY VECES EN QUE HASTA PARA UNA BRUJA DE MI CALIBRE, mantener la calma cuesta, y cuesta lo suyo.

El día quince de Enero, es decir, este lunes pasado, íbamos al aeropuerto de Girona, a buscar el avión que nos llevaría a Venecia. Salimos de casa con tiempo, con mucho tiempo, porque Paco conducía su furgoneta y Paco conduce poco a poco y con mucha calma. De hecho el accidente que os voy a relatar nos ocurrió a las ocho y media y poco más de la mañana, y el avión salía a las cuatro y veinte de la tarde.

A la media hora de salir de casa, y cuando nos faltaban escasos Km para llegar a Reus, en el término llamado Riera de Maspujols, que es una recta de la N-420, Paco notó que la furgoneta empezaba a pegar bandazos. En la carretera había un tramo de varias decenas de metros lleno de grava de gran tamaño, no era gravilla fina, si no piedras mucho más grandes.

La furgoneta se le marchó hacia el lado contrario de la calzada por donde venía un vehículo, en concreto otra furgoneta grande, de cara. Cuando estábamos a punto de colisionar de frente, de hecho recuerdo como si fuera ahora la cara de susto del conductor de la otra furgoneta, frente a mi, Paco hizo un giro brusco de volante y empotró nuestra furgoneta d emedio lado en el guarda miedos del sentido contrario, mientras que la furgoneta grande impactaba con nosotros, por el lado de atrás en que se sentaba Andreu, mi hijo.

Saltaron todos los vidrios de toda la furgoneta, mis hijos se pusieron a chillar, Paco y yo pudimos salir por las puertas de adelante, nos ayudaron otros conductores a sacar a los niños y a mi padre, que saltaron por los asientos hacia adelante. A los pocos minutos llegaban tres dos patrullas de mossos, una patrulla de atestados y dos ambulancias.

Por suerte para nosotros, todo lo que nos llevamos fué un susto de muerte, y latigazos cervicales, mi hija unos moratones por todo el cuerpo,mi padre un esguince en las costillas y Andreu, ahora está saltando de nuevo, como si nada.
Servidora se pegó un golpe muy fuerte en la cabeza que me ha tenido toda la semana con analgésicos, pero ojalá todos mis problemas en la vida fueran como ese.

Paco se quedó congelado y llorando, tuvieron que darle un calmante los de la ambulancia, pues no paraba de repetir que un poco más y sus hijos se quedan. Mi padre empezó a hablar dos horas más tarde, enmudeció. Mis hijos lloraban desconsoladamente, y los mossos y el personal sanitario les trataron con muchísimo cariño, incluso le regalaron a Andreu un oso enorme de peluche vestido de mosso d´escuadra.
Pero el mejor regalo que nos hizo uno de esos mossos, es que aunque estábamos hechos polvo, y queríamos irnos a casa a llorar, nos convenció de que cogiéramos un taxi, e intentáramos llegar al aeropuerto y marchar a Venecia, pues lo mejor tras un susto de ese calibre, era pasárnoslo tan bien como fuera posible. Y así lo hicimos, y llegamos, y nos lo hemos pasado bien, aunque Paco y yo aún soltamos alguna lagrimita cuando pensamos en lo que podía haberles sucedido a los niños, si no hubiera ocurrido un milagro.
Y es que los milagros existen.

Y aún estoy emocionada conmigo misma, pq siempre había pensado que ante un accidente así, uno debía pasar mucho miedo, y os prometo que ni siquiera cuando vi la furgoneta de frente pensé en mi misma, ni un solo momento, siempre pensé en los niños...mis hijos.

De hecho, la muerte, vista de cara, es como una gran incognita con señas de identidad, casi me sentí enfadada, la reté:
-Atrevete si te atreves!!!! (Chulerías de bruja)

Y mira, me salió medio bien, ahora, eso si, aunque todos estamos sanos y salvos y Venecia es bellísima,ya os contaré lo visto y no visto en otra entrada, esto de hacer de bruja, hay momentos en que agota.