REFLEXIONES SOBRE DIOS Y SU EXISTENCIA. SOBRE LA BONDAD HUMANA. SOBRE LA LEVEDAD DEL SER.
Hablando con uno de mis hijos me decía el otro día:
-Mamá, tú siempre dices que hay que ser bueno, muy bueno, pero a mi hay veces que me entran ganas de ser malo, porque hay mucha gente mala que siempre están fijándose en ti para hacerte daño.
-Eso no importa - le contesté - lo que importa es como tu te sientes por dentro.
-Es que si soy bueno, también me siento mal por dentro, porque veo que me hacen daño.
-Eso no importa, si sabes que lo que tú sabes de ti mismo, no es aquello que los demás creen saber de ti mismo, o lo que los demás esperan de ti mismo, porque esperan que sean malo para su propio provecho. Uno ha de ser bueno a las duras y a las maduras, que no es lo mismo que ser tonto. Ser bueno es pensar y sobretodo obrar con bondad. La bondad implica muchas veces el perdón y la pérdida, porque el bueno suele perder muchas veces, pero gana en otras cosas que los malos no poseerán nunca, y esas cosas alargan lavida, dan felicidad y mucho más bienestar que otras cosas que consiguen los malos.
-Mamá, pero los malos no creen en Dios.
-Muchos malos suelen tener a Dios siempre en los labios, ya sabes que los hombres necesitan justificar siempre sus maldades en nombre de algo. Cuando uno está seguro de su bondad, no necesita ni siquiera mencionar a Dios. Por eso muchos malos se creen tocados por la varita divina. Dios es una especie de saco vacío hecho a la medida de muchos colectivos que dejan mucho que desear.
- Mamá, pero tu siempre hablas mucho de Dios, tu siempre dices que crees en Dios.
-Claro, como anteayer, el martes, que tuvimos una discusión sobre la existencia de Dios entre varios de vosotros, mis hijos en un picnic campestre familiar. Precisamente porque se que me falta mucha bondad para que mi fé esté completa y el sentido de la culpabilidad me destroza el corazón, pero al menos, si que soy capaz de darme cuenta. Todo el mundo debería ser capaz de darse cuenta de sus errores.
-Entonces para serbuenohayque creer en Dios, mamá.
-Diría que si de verdad crees en Dios es difícil ser muy malo, lo que pasa es que la gente se llena de la palabra Dios en la boca, pero la fe es pequeñita y exquisita como el mejor bocado de una comida. Si a todos los que se proclamaban creyentes a grito pelado, les pusiéramos sentados en la máquina de la verdad, nos daríamos de golpes en la cabeza: "obras son amores y no buenas razones", o bien "por sus obras les conocereis". Por cierto, ser creyente viste mucho, sobretodo en algunas sociedades, parece que se emparenta con status social, seriedad, sobriedad...y eso hace que la gente se ponga medallas sobre los pechos vacíos de aliento. Pero allá donde Dios dijo: poned vuestras manos a la obra y dad en vez de pedir, allá solo verás unos poquísimos iluminados. No, creer en Dios no es solo llenar iglesias, mezquitas, capillas, santuarios, ermitas o arrodillarse en el suelo llorando la gota gorda...si solo fuera eso, Dios sería como el muñeco premiado en un carnaval o las fallas. Dios no es eso eso.
- Mama, siyo no creo, porque la ciencia me dice que no ha Dios ¿Cómo hago para creer como tú?.
-Para creer hay que ser bueno. Si te alejas de la bondad universal, Dios te abandona, por mucho que lo mentes en tus propias cruzadas o vayas a misa los domingos. Dios no es un maniquí que se viste a nuestro antojo. Si quieres que Dios venga a ti, búscalo en la bondad, no hay otro camino. La bondad absoluta, esa que ha quedado olvidada entre mantos de poder, abusos, riquezas, ruido ambiental, globalización, sentido de lo absurdo, materialismo y ambiciones desmedidas. Nadie que obre con maldad ante su hermano, por muy bien argumentado que sea el motivo, encontrará a Dios en sus plegarias.
No hay argumento alguno válido para obrar con maldad, o maldad disfrazada de bondad, ante otro ser humano. Algunos lo justifican diciendo: es mi trabajo!!!, pues abandonad ese trabajo. Otros diciendo: era justicia. Pues abandonad vuestra maldita justicia. Otros, era necesario para el bien colectivo: pues el bien colectivo es un espejismo creado con millones de seres humanos condenados a la tristeza y al dolor.
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