Bien, pues me he cansado de callar y vuelvo a las andadas, que es la brujería, que es aquello de hablar de demonios - que los hay, con cola y todo. Hay demonios bien parecidos, los hay feos como el demonio, los hay que se visten de santos, sin duda los peores, porque rebozan con huevo y pan rallado envenenado, todo aquello que tocan, o mejor dicho, que venden, porque suelen vendernos algo. Empiezan por vendernos su imagen, de santos, rectos, "gent de seny" que dicen los catalanes, y te acaban vendiendo la moto estropeada por su mal uso, el que ellos han hecho de la moto, claro.
En fin, con tanto demonio suelto, a las brujas nos entra el gusanillo de la acción. Es como cuando a un perro de caza le sueltas millones de zorros a su alrededor, quizás los zorros acaben comiéndose al perro, porque ser zorro es una zorrería que alimenta mucho, pero el perro muere feliz: ladrando y mordiendo que es su sino. El peor problema de este hombre moderno, facebookiano, o twitteriano, o whapsappariano, que son palabras que pronto pasarán al diccionario oficial, es que se ha cerrado en su propio mundo virtualísimo, llenos de amigos super mega guais, donde todo es perfecto, lindo, absolutamente idílico, y se ha olvidado de la mala leche, que es algo necesario para subsistir y que no te coma el lobo, o que las zorras no invadan tu espacio vital.
Dejando de lado este paréntesis, hablaré de lo que mejor se: de profecías y de fantasmas, de sucesos que aún no han encontrado su espacio-tiempo.
EL EURO SE APAGA, lo dicho, APAGA Y VÁMONOS QUE HAY PRISA, y el sálvese quien pueda, que tampoco van a ser muchos. Y no creo que a España le vaya a tocar la mejor parte, ni siquiera una parte pequeña, posible que le toque pagar, y pagar con creces tantos desatinos.
Al tiempo...¿Qué cuánto tiempo?
Pongamos todo lo más cuatro meses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario