ENOTURISMO EN EL MISTERIOSO PRIORAT ESOTÉRICO

Si hay una zona misteriosa en el Priorat, que no mística (Para eso tenemos la belleza de Scala Dei), es el abandonado pueblo de LA GARRANXA.
La GARRANXA es un pueblecito a pocos km de Porrera.
Se accede al mismo por un mal camino de montaña, solo transitable con furgoneta, cuatro por cuatro o vehículo adecuado. El lugar es de una belleza sorprendente, pero muy SALVAJE. Esta especie de paraiso perdido enfrenta al visitante con el Priorat más profundo, ancestral, antropológico y hermoso. Se encuentra el pueblecito al fondo de un estrecho valle drenado por el barranco de la Garranxa que baja desde el Molló.

CLOS DOMINIC, tiene un pequeñísimo viñedo en ladera, situado más allá de LA GARRANXA, ya en las faldas casi del Mollo, en los llamados FONDOS.

CLOS DOMINIC, entre sus actividades enoturísticas os propone un viaje en el tiempo. Visitaremos el pueblo, continuaremos el camino hacia LOS FONDOS, y veremos la sierra del Molló, desde el recién plantado viñedo.

PREPARAD LA CAMARA FOTOGRAFICA.

La visita a las Garranxas + visita a La Tena + cata de vinos y visita bodega (15 euros persona).

LA ACTIVIDAD DURA UN MINIMO DE TRES HORAS.
Programable por teléfono.

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Más tarde, cuando íbamos a pasar los días enteros, entre la soledad de esas montañas, el misterio de sus vientos, de los susurros del silencio en los oidos, cuando me quedaba sola, cuando me abría paso entre la espesura de los pinares cercanos, para ir a coger setas, el cuerpo reaccionaba, y más de una vez creí escuchar a Dios entre los murmullos del viento y de los avellanos, o quizás fuera algún animal salvaje, o quizás solo la premura de mi pensamiento, el miedo, o la piel de gallina que me envolvía toda.

Y no era miedo, tampoco era añoranza. Era como si todas las voces del pasado espléndoroso de esa tierra abandonada, de esas cepas viejas, de esos bordes, entre los pinos , que desvelaban el paisaje ya tan centenario y perdido, de terrazas y bancales antiguos, con mulos arando el terreno, donde ahora jaras y pinos reverdecen.

Matusalen enterrado entre la cascada de montañas, Molló al fondo, la Peixera, la Garranxa, y ese valle delgado y fino entre cumbres y viejas masías casonas destartaladas.

No mueren nuestras conciencias, no, no mueren, que permanecen encerradas entre piedras grises de pizarra rogándole a las serpientes que resbalen con más tino por las quebradas pendientes.Y no mueren nuestros deseos, no muere el amor que tuvimos por esos campos y terrenos, no puede morir lo que no se toca, ni se palpa ni se entretiene, entre cosas y motivos, allá donde tú y yo vivimos, años ha, en La Garranxa.