GRACIAS POR VENIR A VERNOS

Estamos encantados con la afluencia de gente, evidentemente, ésto no es la sagrada familia, pero vienen, si, vienen...
gente que se acerca los fines de semana, o entre semana, nos llama, quiere visitar el viñedo, ha comprado el vino en casa de algún amigo distribuidor, o tienda conocida, le han hablado de nosotros, se acercan con curiosidad, la mayoría saben que se van a encontrar, nada de grandilocuencias y visitas de esas estereotipadas a manos de una azafata, o de un azafato, no, saben que ésto es el estilo vigneron, ya los han avisado: Viñatero, en mangas de jersey, en traje de campo, furgoneta de trabajo y tira pa arriba, que te sube a la cuesta haciendo rafting , planing, vueling y lo que haga falta, en tercera, pero que nunca se estrella, emoción a tope, algunos incluso se han quedado blancos en la ascensión, y Paco charla que te charla, dale que te dale, mientras las vistas cada vez son más impresionantes y el precipicio de las laderas parece que no tiene fin. A mi esta fase me enternece, cuando alguna vez lo he acompañado en sus visitas, miro por el retrovisor, y veo a los visitantes casi mudos, mirando y contando - por lo bajini, me imagino- los metros que deben separar el suelo del cielo. Mientras Paco va explicando sus batallitas y parece que ni siquiera mira el estrechísimo camino de subida, mientras conduce la furgoneta como un poseso.
En fin, historias de vignerones, historias de un verdadero trabajador de campo, que enseña su trabajo como si enseñara la reliquia más preciada de su casa.