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sábado, 14 de junio de 2008

Rezando arriba en el cielo, o haciendo misas.

No es ,ni será la primera vez ni la última, cuántas veces subo a la cima del viñedo, y me pongo a
rezar. Eso si, a mi manera. De hecho, cuántas misas no habré yo hecho en honor de mis viñas, de mi vida, de mi suerte...
¿Misas, os estareis preguntando?, bien, de hecho la iglesia católica no acepta el sacerdocio en las mujeres. Siempre he dicho que mi primer y gran decepción fué enterarme que nunca podría llegar a ser un cura, y nunca podría llegar a ser Papa. Yo de pequeña quería ser santa, como primera opción, luego Papa. Ya de mayor pasé a querer ser misionera, veterinaria etc, en fin, toda la retahila que acompaña el crecer.
Pero yo hago misas, también a mi manera.
Dejad que me explique, si es posible explicarlo.

Toda la vida las brujas han celebrado misas, de hecho es un ritual mágico en el que se necesita un espacio natural de piedra que haga de cueva o de gran útero materno natural, la ostia siempre es el sacrificio, el sacificio humano del trabajo de todos los viticultores. Es magia blanca, podría ser negra, pero es blanca, porque habla de nostalgia, de ternura, yo lloro muchísimas veces por la nostalgia de la separación de Dios, del alma universal, allá arriba, en mi cima, y siempre en las misas, de hecho las lágrimas son parte de ese sacrificio, de ese ritual, las lágrimas limpian y fecundan y fertilizan el suelo. Conectan mi esencia, con la esencia de el altar, son una pequeña muerte, una pequeña reunión entre mi esencia humana y la esencia no divina de la tierra.

No se si es herejía, o no, no me parece importante. Yo con Dios estoy en paz, o lo intento, que no siempre es fácil. Pero, por lo mucho que le conozco, no creo que le interese si tengo cuerpo de mujer o cuerpo de hombre, para poder celebrar una misa. Yo creo que Dios se rie de nuestro cuerpo, le hace gracia, es como un artilugio destartalado en manos de un creador, una gran máquina que necesita energía para marchar. La máquina perfecta se autoabastece a si sola por los siglos de los siglos, crea ella su propia energía, no necesita de nada fuera de sí. Por eso, para Dios, somos como gusanillos de colores, lo de menos es si somos copuladores o copulabres, eso le debe parecer tan tierno, como a nosotros ver una mosca encima de otra...¿Cual es el macho y cual la hembra?.

Somos tan ínfimos y ridículos a veces, que pretendemos que Dios sea tan rídiculo e ínfimo como nosotros, no nos pensamos como a imagen y semejanza de Dios, sino que pretendemos crear un Dios a nuestra imagen y semejanza...un Dios menor, cruel, zafio, patán, remilgado, pureta, asexuado, cotillón...

Pero Dios es tan y tan grande, que no sabe si somos hombre o mujeres, conoce de nosotros nuestro pensamiento, nuestra alma. Las almas, los pensamiento universales, no tienen sexo, no usan falda o pantalones, no copulan, no hacen el amor, no necesitan procrearse, no maldicen ni temen ni pendonean.

AYYY!!! el Dios de los que lo usan para sus fines, ese Dios es tan humano, como un perrillo, educado y adiestrado por su amo para que se parezca a él, para que se adapte a sus necesidades, a sus horarios, a sus ternuras, a sus desplantes, un Dios de usar y tirar, de opereta, un títere en manos de unos actores de comparsa.

Pero en fin, Dios no sabe ni le interesa para nada, si soy hombre o mujer, si me llamo pepa, o pepona, si uso la talla 40 o la 46, si me acuesto con un solo hombre, con cincuenta, o me pongo un cinturón de castidad.

Dios mide mi capacidad de amar, mi egoismo, Dios pesa mis sentimientos, mis desdichas, mi orgullo, la manera con que los demás me ve y lo que yo veo y provoco en los demás.

Dios puede perdonar que haga misas en la montaña, porque el me ayuda a hacerlas, son mi manera de expresarme y de unirme con él en ese infinito de comprensión, seguramente no me perdonaría que fuera cruel con los niños, o que acabara directa o indirectamente con la vida humana, o hiciera sufrir a los demás en vano, pero no creo que le importe que charle, a mi manera, un ratito con él. Tanta poca gente lo debe hacer ya, al menos por lo bajini, que hasta le debe parecer extraño.

Son unas extrañas misas blancas, donde la montaña, la pirámide es un enorme altar, cubierto de un hermoso manto bordado de viñas. El sol es el cáliz, el trabajo duro la sagrada ostia y probablemente, el vino, es la sangre que fluye de la tierra, ese complejo de edipo maternal, con el Dios femenino de la madre tierra, de la madre universo, de las lindes de lo infinito, porque lo infinito ni es femenino ni es masculino,pero es creador, y por eso, a la tierra le ponemos le ponemos artículo femenino, es la madre, a Dios masculino, es el padre.

Bueno, en una botella no solo ponemos vinos, en una botella de nuestra bodega, pongo ese deseo de paz, de bienestar, de amor, de unión con lo infinito, ese deseo de permanecer por siempre unidos unos con los otros más allá de esta masa corporal que nos divide en pequeños espacios deambulantes. Toda la fuerza con la que puedo pedirle a Dios por los hombres, por cada uno de vosotros, la pongo en esa botella. Porque esa botella nace de un Altar.

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1.colores de la viña

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2.colores del a viña

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3.colores de la viña

3.colores de la viña

4.colores de la viña

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5.colores de la viña

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colores espectaculares

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color del otoño

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