CENANDO CENANDO Y A LA PISCINA

Andábamos ayer paseando por la finca con una periodista americana, la distribuidora americana de una cadena de 180 restaurantes en USA, el jefe de ventas de una importante importadora etc etc...
y como quien no quiere la cosa, nos llevaron a cenar al restaurante IRREDUCTIBLES, en Gratallops. Fue una hermosa y divertida noche, donde además de nuestros vinos, porobamos blancos de Priorat, hermosos blancos, el Priorat no solo es tierra de tintos, no nos equivoquemos, el Priorat hace grande lo que toca, porque el Priorat es bello, tiene duende.

El Priorat está ahora más hermoso que nunca, esos 500 litros han puesto notas de verde intenso sobre la roca oscura, sobretodo la pizarra plateada de Porrera, esa pizarra tan especial. Imaginaros un manto de verde brillante sobre plata brillante, un cielo azul violeta intenso, los riscos, las montañas en forma de pechos, que dice mi hermano, esa mirada entre abierta y cerrada del Priorat.
El Priorat para lo que vienen de tierras más llanas, más abiertas, da un poco de pánico, un poco de claustofobía, sobretodo durante las tardes oscuras del invierno, es como un despertar a la cueva madre, al utero materno, cálido y agreste a la vez, misterioso sin duda alguna.
Si alguna tierra es antropológica, mágica, eterna, es el Priorat.
Tan bello que da miedo.

Me contaba hace tiempo una buena amiga andaluza que vive en Porrera, que cuando su madre, que nunca había salido en la vida de su soleado, blanco, llano, lleno de tierras blancas , de esas tierras que parecen desiertos, vino a su boda y empezó a descender bordeando las montañas hacia el valle de Porrera, se puso a llorar y le dijo:
-Ay hija mia!!!, que miedo me da que te quedes aquí.

Ahora está bello, muy bello...
hay una belleza antigua, es tierra de brujas y de fantasmas, pero no esas brujas tristes y maléficas de los cuentos, qué va!!!, las brujas del Priorat son humanas , divertidas, les gusta la velocidad y la justicia, la vida y el misterio, son crueles solo con la crueldad.
Los fantasmas del Priorat cuidan los viñedos que sus descendientes aman, los fantasmas del Priorat residen entre las cepas, a cielo abierto.