¿EXISTE LA BONDAD NATURAL EN EL SER HUMANO, O LLAMAMOS BONDAD REFLEXIVA A LA PRACTICA DE LA MORAL?

Siempre he pensado que el ser humano no es bueno, de manera natural. Lo que llamamos bondad es una práctica adquirida de la moral. El ser humano es un animal, y como tal, en el predomina el intinto de supervivencia, que está enemistado con cualquier bondad natural. Sólo entiendo que sería posible la bondad natural en un ser inmortal,perfecto y sin necesidades.

Hay otra manera de llegar a la bondad natural: obviando nuestro carácter mortal, o restándole importancia. Por eso las religiones, bien entendidas, ayudan a desarrollar la bondad natural, sino, al menos, a través de los senderos morales que establecen hacia sus individuos.

Las religiones son útiles, porque de alguna manera apaciguan el instinto de supervivencia terrena, pues presumen otras vidas y una continuidad a la existencia terrenal.

Son útiles, pero no se justifican por sí mismas. ¿Se puede justificar la religión por la simple necesidad social organizativa?, o quizás debiéramos encontrar un sentido más profundo a la búsqueda de una luz en el turbio y oscuro existir transitorio, triste y fugaz, en el que nos movemos.

Los elementos en que se mueven las religiones varían. Las religiones solo pueden luchar contra su desaparición luchando contra otras religiones. No nos ofusquemos. Siempre estaremos sometidos a una religión. De hecho una religión es cualquier creencia que establece unos términos morales, y sobretodo, que tranquiliza nuestro instinto de supervivencia. Y eso, lo consigue hoy en día la tecnología, la ciencia, la medicina, la química, la farmacia...quiero decir, que las religiones en el primer mundo desarrollado están siendo desplazadas por otras religiones y otros dioses, a los cuales se les ha cambiado el nombre.

La telecomunicación es un dios menor, internet probablemente es otro dios menor, la globalización es otro dios menor. La moderna psiquiatría es otro dios menor. La farmacología empleada en psiquiatría sustituye muchos sermones en las iglesias, o muchas confesiones en los confesionarios.