UNA ANECDOTA SOBRE EL ACOSO SEXUAL EN LAS EMPRESAS

Mi madre siempre ha comentado que el acoso sexual es un acto cobarde, por tanto, se ha de buscar en trabajos que den lugar a la proliferacion de hombres cobardes o acobardados.
Los buscones o agresores son otra cosa, esos van a cara descubierta.

Los acosadores son gallinas.

Hace unos años - no muchos - la prueba de que hombres se defienden a si mismos. Bien, hace unos poquitos años, en una empresa financiera muy grande, y como se hablaba mucho del tema del acoso sexual - algo habría pasado, digo yo - se pasó una larga y compleja encuesta a todas las mujeres de la susodicha empresa u entidad, solo a las mujeres. De hecho se trataba de centrar el asunto en el tema de la conciliación laboral y familiar, pero allá entre medio había alguna preguntita algo sospechosa.

Cuenta mi madre, que eran tantas y tantas las preguntas y a veces tan personales o confidenciales, que aunque la empresa garantizaba - según ella - el anonimato de la encuesta, la cosa no estaba nada clara. Y ahora os explico por qué.

Resulta que las encuestas debían enviarse a la central de recursos humanos a través de correo interno, y este correo interno se realizaba a través de carteras individualizadas con asignación de la oficina de origen o remitente. Es decir, aunque en el sobre no ponía "la remitente", si que se sabía perfectamente de que oficina provenía ese sobre. Evidentemente, en una empresa donde el número de mujeres por oficina era bajao, y entonces, bastante inferior al de los hombres (Digamos una u dos mujeres por oficina), y sabiendo la oficina de procedencia, lo del anonimato sonaba a risa.

De todas maneras, parece que los resultados de dicha encuesta tampoco se hicieron nunca públicos.

¿Dónde esconderíais una aguja?, en una pajar.