LAS VIRTUDES TEOLOGALES EN NUESTRAS VIDAS

DEFENSORA acérrima de las virtudes teologales y su aplicación, más allá de las creencias religiosas, en nuestras vidas.Puesto que están basadas en unos principios universales para el bienestar del hombre, social y psicológicamente.

LA FE
Más allá de la pura connotación teológica, la fe puede ser una acto de rebeldía contra el destino inminente, contra todo aquello que creemos no controlar.La fe es la certeza, sabiduria o conocimiento, de lo que vendrá como algo ya pasado, solo cruzando los tiempos de actuación de los sucesos, los hechos, podemos creer y crear una fe tan fuerte como la misma tierra que pisamos. La fe mueve montañas, a mi entender la fe parte de nuestra esencia divina, pero ya digo, más allá de las connotaciones puramente telológicas, la fe es la gran energia humana desconocida. Todo aquello que vendrá, será y aún no controlamos, o dominamos. Y que es imposible que se nos de el control mientras continuemos siendo esclavos de nuestros instintos, deseos, ancestros animaloides.
El motor de la fe en nuestro mundo actual es la ambición y es un motor de carácter muscular, se basa en el movimiento y en el hacer humano. La fe que vendrá será una fe espiritual, capz de ir más allá de las limitaciones humanas.
Con verdadera fe, un hombre puede ser inmortal.

La esperanza.

Si la fe es rebeldía y energía divina en estado puro. La esperanza es un don humano, basado en el optimismo. Es un paso intermedio entre la esencia animal del hombre y la esencia divina de la energía absoluta. Esperanza es necesaria para no caer en la insatisfacción o en la tristeza.

La caridad

Si algo ha abandonado al hombre es la caridad. Cuanto más cerca estamos tecnológicamente unos de otros, más lejos estamos. Si antes la esperanza o la fe redimían el sufrimiento, ahora hemos redimido el sufrimiento humano, haciéndonos inmunes a él, es decir, abandonando cualquier atisbo de caridad.
Estamos solos, solos sufrimos, solos morimos, nos avergonzamos de nuestro dolor y nuestra pena, solo nos vanagloriamos de nuestros logros y bienes materiales. Una especie de cultura occidentral hipócrita y anglosajona, que nos permite chillar d eplacer delante de todo el mundo, sin necesidad de avergonzarnos, porque eso da status, y en cambio nos impide a toda costa chillar de dolor, de sufrimiento, de pena, o expresar las lágrimas en público, incluso guardar duelo, porque es señal de debilidad. Somos hijos de nuestros actos.

Por cierto, el libro de Kim Edwards, TODO Y QUE PLANTEA UN TEMA MUY SERIO, EL DESARROLLO ES SOPORIFERO.- No lo recomiendo.