Hay momentos en la vida, circunstancias, en que uno se pregunta ¿A dónde van los vinos que nunca tomamos...juntos?, ¿DÓNDE MORAN LAS COPAS DE CHAMPAGNE O DE CAVA QUE NUNCA GOLPEAMOS?...
Cómo aquella canción o poemilla, sobre los besos, ¿Dónde están los besos qué nunca dimos...?
Y aquellas botellas qué nos miran tristes desde encima de los armarios, o desde el fondo de nuestras cavas...¿Y aquellas qué quisimos tomar con nuestros seres queridos, y nunca abrimos, pensando que llegarían tiempos mejores, que tendríamos una segunda, una tercera, una cuarta oportunidad?.
A dónde a dónde a dónde....
Y en el cielo de las cosas olvidadas, donde susurran los fantasmas entre esas montañas perceptuales que van y vienen, hay también fantasmas de botellas nunca abiertas, de momentos obviados y no eternizados. Infatigable la memoria.
LLegan momentos tristes y llegan momentos de que los fantasmas me vuelvan a susurrar...Dios me vuelve a dar trabajo, ser GUARDADORA DE VOLUNTADES, a veces es tan duro y tan insoportable, como un vino avinagrado entre la nariz y la boca.
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colores espectaculares
color del otoño
3 comentarios:
Como dice un buen amigo, yo sólo espero que si el mal momento me llega de improviso, todos mis colegas y todo aquel que está cercano se pulan todos mis vinos en una megafiesta, que acaben ciegos a mi salud. Nada más.
Pues si, aunque el otro día, en mi casa, hablando de la muerte con mi hija pequeña,, llegamos a la conclusión, de que estamos hechas de una pasta algo rara( que ya tiene casi 18 años). Yo no aspiro a morirme la última, no lo quiero, mi hija decía que más insoportable es ver morir todos aquellos que quieres, aunque luego vayas viendo nacer otros a medida que pasan los años.
Y odio pensar que van a sufrir por mi culpa, quisiera morir de muerte rápida. Una vez, hace años, me operaron y le dije al doctor qu iría a visitarme sola, que si avisaba a mi familia de algo antes que a mi, no me volvería a ver el pelo. Y tb le dije, que si algún día las cosas se ponían negras, me tiraría por un barranco con el coche, antes que hacer sufrir una agonía interminable a mis hijas, que verlas llorar y sufrir sería peor que la enfermedad. Continuo pensando lo mismo, si algún día mis hijas tienen que derramar largas e interminables lágrimas durante meses por mi, me tiraré por un barranco, la muerte me da poco miedo, me da mucho más miedo el dolor de los mios, lo encunetro insoportable. En estos momentos, que tengo alguien de mi familia muy enfermo, quisiera poder cambiarme por él, morir por él, ser un ser anónimo, solo por evitar las lágrimas de mis hijas, de mi marido...
Un peto Domi
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