LLEGO EL AGUA-DOMINGO DE PALMA-1974

LLEGO EL AGUA CON MAYUSCULAS

70 litros por metro cuadrado llevamos en 24 horas, muy bien caida este agua, lenta y profunda, como las penas malditas o los amores eternos.
En fin, hoy no cantan los gorriones, no me extraña, estarán mojados y alegres, pero mojados.
Los que están contentos son los pageses, esta mañana mi marido se ha levantado, ha estrenado su ropita de palma, en casa estrenamos, como es de rigor, eso si, a Paco le hemos comprado unos pantalones de la Lewis super modernos, de esos acampanados, y una camisa muy blanca y moderna tb, un jersei a rayas de colores tierra muy bonito y un cinturón estilo Beatles, que a mi ni faba, lo han escogido mis hijas.
Su colonia black, y se ha ido al café, a enterarse de los litros por metro cuadrado, y como también es de rigor, a esa hora de la mañana, por allá las ocho, estaba ya lleno de pageses en paro forzoso, por la lluvia, alegres como castañuelas.

Andreu está monísimo con sus pantalones Lewis, tejanillos tb, en esta casa somos mucho de tejanos, un jersi a rayas Lacoste de punto, que a él no le gusta, a mi hijo le gustan las cosas muy muy modernas y dice que los jerseis de punto son para niñas. Las zapatillas de deporte son lewis, de tejano y un dibujo rojo, las escogieron mis hijas.
Le hemos adornado el palmón.

Hasta yo estrenaré y es que me cuesta, pero hay que seguir la tradición.

Para comer un estofado de ternera, guiso, con sus setas variadas, no se, champiñones y gírgoles. Una ensalada de pulpo a la gallega y unas gambitas de entrantes.

Un 1974 de Scala Dei, no sabemos si tiene crianza o no, no sabemos nada de él, suponemos lo de la crianza, aunque a saber dónde y cómo, porque en la botella pone reserva...lo único que sabemos es que está de fábula, impresionante.
¿Serán así los Priorats de un futuro próximo?, entonces ya nos pueden poner en un pedestal, he visto pocos vinos de 30 años con ese color, ese sabor y esos terciarios, terciarios de absoluto cine de época, con ese sabor especiado, con esa rotundidad del cuero en las carteras de calidad, con ese terciopelo viejo y cansado deslizándose en la boca.

LLuvia, mucha lluvia, se nos mojarán los trapitos nuevos y el palmón...

La bodega acabándose.
150 metros cuadrados de baldosas blancas inmaculadas, con un pequeña sala de catas rodeado de paredes de vidrio, y sus escaleras a las bóvedas o voltes catalanas, 120 metros cuadrados más de voltes, subterraneo de piedra, al lado del rio, con esa humedad natural que a mi me gusta.
Silencio, y el silencio en la bodega.
Con esos silencios largos que crian arañas y vino.